Propósito

cinembargo es un blog para los que queremos aprender del cine desde el ver, el hablar, el escribir y el compartir ideas.

8.31.2007

Crónicas de Ñarria/Ejercicio de identidades posibles

(me pregunté qué pasaría si no hubiéramos creado a Cinembargo; MasCinembargo terminé pensando qué hubiera pasado si yo no fuera yo. Entonces me inventé a otro yo; un yo posible, caleidoscópico; fractal)

Hey, toes qué. Bienonó. Es que pille: ¿sabe qué?, yo vine a saludalos porque un mancito ahí, un tal Carlosarango, me pidió que pasara por esta página a ver qué tal me parecía. Porque él me conoce de hace tiempo; ¡sisas!, él vivía por allá por la casa, por Campo, Campo Valdés, y el mancito siempre había sido muy serio y tales, y por eso nunca se parchaba con nosotros. Pero como estudiamos juntos en la Repúblicadelsalvador, en la escuela de por la casa, el man me distingue, y nos saludamos, “Ah, que qué más home; ah que todo bien; ah sisas, saludes a la cucha; ah, suerte pues; ah, suerte”. Y así.

Entonces yo iba por el Parque de Berrío a hacele una vuelta a mi mamá, pa sacale una plata y me encontré con el hombre. Pues, cómo le digo; yo iba a sacale una plata que necesitaba la cucha pa pagale una cuenta a Milton, el hermano mío, que está más enculebrao quiun verraco, y lo llamó la mamá de una de las pinticas del adecile que si no le pasaba billete lo iba ademandar que quizque por alimentos. Y como el man está sin camello, porque a él no le gusta camellar, le figuró a la cucha buscar el dinero, el vil metal que llaman, pa desembalar al parcero. Es que a él no le sonó camellar; pero tampoco fue maloso nunca. Nada: Milton nunca hizo cruces; pero tampoco estudiaba ni trabajaba. Eso sí, no le hable de fútbol que ahí sí está el hombre armando picaítos, quel desafío con los de la otra cuadra, que caigamos a la cancha de La Esmeralda, o a la del Calvario, que no se qué, que esuche al casposo de Wbeimar todos los días a la hora del almuerzo. Y la cucha, que ve home que trabajés, que serví pa algo. Y el man nada, jugando futbol, metiendo bareta, perdiendo años, y pichando con las grillas. Porque eso sí, el man era puros ojitos y piernas, y las niñas eran detrás del a toda hora. Hasta que, zas, va una, van dos, van tres viejas diferentes en embarazo. Pero la más picaíta de todas sí fue la Glendy Danubi; esa niña era muy brava, y ésa fue la que casi lo avienta a la Fiscalía.

Y por eso mi mamá tuvo que sacar unos ahorritos del arrendamiento de la casa de Castilla, pa pagar pa que no metieran al Milton a la cárcel. La cucha dijo que si lo encanaban, se lo dañaban. Yo tiré mucha caja con eso… un man que no camella, que no estudia, que no hace nada, porque ya ni fútbol juega, qué lo van a dañar. Si hasta le da pereza tener plata al güevón ése. Qué vueltas torcidas va a hacer si prefiere quedarse durmiendo y viendo Fos Espor. Un día mi mamá se le paró en la raya, y le dijo que si no iba a buscar trabajo, le iba a dejar de dar plata cada semana, que ella ya estaba cansada de ser tan boba. Y como la madre estaba tan azarada, Milton se bañó y salió a buscar camello; y es tan demalas que donde primero preguntó, en una fábrica de bolsas plásticas ahí en el centro, le dijeron que sí, que necesitaban a un mancito para manejar una de las máquinas. Yo me lo gocé demasiado: qué man más ligado… y pasele dar rabia, le decía “Chico plástico”… y le cantaba el tema de Blades: “Él era un chico plástico, de esos que veo por ahí...” Qué caja. Pero la cucha lo quiere mucho, y yo también. Lo queremos tanto que por eso lo salvamos de la demanda. Y por eso yo estaba en el centro, por ahí por el Banco Caja Social, cuando me encontré con el Caliche.

“Ah qué más home, contame”. Era un lunes, y el parcero dijo que trabajaba allá en la Remington, en no sé qué cosas, y que tenía un grupo de cine. Entonces yo me arrecordé quel papá del mancito, cuando estábamos todos pequeñitos, de nueve, diez años, alquilaba películas en Beta-Chaplin, ahí en la cuatro-cinco por Comfama de Manrique, y nos parchábamos a ver que Termineitor, que Indianayons, que Chumorris… y todas ésas. Qué chimba que pasábamos. Entonces yo le pregunté que si con ese grupo veían las mismas películas, y el man dijo que no. Ah… qué falla; y yo que quería ir. Pero qué pereza, deben de ver de esas películas todas malucas que dan en Teleantioquia los domingos por la tarde, que son como cafeses. Mi mamá es feliz viendo eso. Pero a mí me da pereza.

Entonces el man dijo que tenía afán, entonces se abrió, quizque pal Colombo a ver nosequé allá. Yo le conté que trabajaba pues en un café interné por aquí en Villa Hermosa, que a la orden cuando necesitara algún cruce, algún once, que yo era todo bien. Que ya había dejao elJustificar a ambos lados parche de la banda del Cristo, ahí en la cuatro siete, y que estaba dedicado a camellar sanamente, sin visajes, ni azares, y que estoy de administrador de este chuzo, que es de mi suegro, y que mi mujer y yo ya encargamos la pintica, que nace en enero del otro año, y que como es hombrecito se va a llamar Andrei Estiven. Tones me felicitó y se fue, y yo le llevé la plata a la cucha, y le conté que me había encontrado con el man de Carlosarango, el hijo de la modista y del profesor, el que nos ponía películas los sábados por la tarde, y ella dijo que qué bueno, que si sí le traía la plata completa. Y yo me enojé: hey, ma, yo ya soy un man bien; nada de vueltas raras ni nada. (Bueno, un toque de Marihuana de cuando en vez, pa los momentos de inspiración). Entonces, ya hoy abrí temprano, a las once, que es cuando los pelaos del Liceo de allí empiezan a pasar y entran a hacer tareas y a pillar viejas en pelota. Yo los dejo porque de todas manera a mí lo que me interesa es que entre platica al negocio. Y como quedó un computador libre, aproveché y me metí a este bló. Está como bacano. Aguanta abrir uno. Ah, y pa felicitalos, está chimbita la página.


Dani Alexander Atehortúa Betancur

8.28.2007

Clanclinazo y Decepción

El martes 14 de agosto era un día que se veía prometedor. Primero, porque en el teatro del Porfirio a las 4:30 p.m. iba a estar el “gran” Canclini; y segundo, por el encuentro de la “cátedra Medellín” que trataría el tema: la ciudad a través del cine.
Verónica y yo asistimos al encuentro previo del seminario del profesor Néstor García Canclini –con entrada libre- que trató el tema de políticas culturales. Efectivamente fue un abrebocas para dejar antojados a todos los asistentes del teatro de inscribirse en el seminario. Canclini no habló más de 40 minutos, obviamente dijo cosas muy interesantes –igual cualquier cosa que dijera lo escucharíamos con gran atención-, pero cuando terminó la charla, quedé con una pequeña desazón, porque a varias preguntas que se le hicieron, el profesor respondió: “eso es de lo que hablaremos mañana con más profundidad”. No puedo olvidar esta pregunta: “qué recomienda hacer cuando ni el estado, ni las empresas privadas, ni nadie quiere apoyar el arte?” la respuesta fue la misma: “de eso hablaremos mañana con más detalle”. Tengo que confesar que fue un poco decepcionante, pero hay que entender que ese encuentro era apenas una introducción al seminario. Lo importante fue que escuchamos – en vivo- a Néstor García Canclini.

Del segundo encuentro nos enteramos al ver un afiche –casi que escondido- a la salida del teatro del Porfirio, Vero y yo nos alegramos de saber que teníamos el tiempo justo para llegar a la Alianza Francesa. El título de la charla causaba bastante expectativa: la ciudad a través del cine. Buscando un lugar donde sentarnos, nos encontramos con Jimmyfilms que leía muy concentrado un libro.
El encuentro comenzó a las 6:00 p.m., los ponentes eran tres: Lucas “el perro”, un antropólogo y realizador paisa, más conocido por un excelente documental llamado “Derecho por sanjuán”; un docente universitario de apellido parís; Germán, escritor en la revista Kinetoscopio; y el “moderador” que también escribe en Kinetoscopio y coordina Kinetoscopiocineclub en el Colombo. –Espero que Verónica y Jimmy me ayuden con los nombres y los apellidos de estos señores-.
La pregunta inicial fue interesante: cómo ven la representación de la ciudad de Medellín en el cine?, empezó Germán diciendo, algo así como, que en los trabajos de los nuevos realizadores paisas no se veía una búsqueda en el reconocimiento de la ciudad, pero consideraba que había buenas propuestas. Todo iba bien hasta que se le dio la palabra a París, el docente universitario. Con una visión más que pesimista, recomendó de una forma arrogante, películas del cine clásico, y quiso decir que, cuando viéramos ese tipo de cine, entenderíamos mucho de lo que él estaba diciendo. Ofreció un discurso bastante retórico y, además, nunca respondió ninguna de las preguntas, siempre se desvió del tema, parecía dando una clase.
El colega de Jimmy –Lucas “el perro”- respondió sin concesiones ni a los ponentes, ni al público y de una forma directa. Dijo cosas interesantes y además mostró un vídeoclip de hiphop llamado “Rutina” que él dirigió, habló de la no existencia de una realidad en el cine y en el video, y con su aspecto un tanto tímido, serio e introvertido, logró un cierto agrado en el público. Pero el “moderador” no ayudó. No supo hacer bien su trabajo: moderar y darle el enfoque adecuando a las intervenciones de los panelistas, porque este moderador parecía un panelista más, sus intervenciones eran extensas, y no dejó que los dos ponentes que intentaron responder las preguntas de una forma directa, clara e interesante, salvaran el encuentro. Me atrevo a decir que a nuestro querido “moderador” lo movió el afán de figurar.
Veo el encuentro –en cierta medida- como una decepción, porque el tema es interesante y se pudo haber aprovechado mejor; porque de todas las preguntas que hizo el público, solo a dos se les intentó dar respuesta; porque se intentaron abordar temas como la realidad en las producciones visuales, la representación en imagen de la violencia en la ciudad, se intentó hablar de los nuevos realizadores, pero el tratamiento de todos estos subtemas no satisfizo al público –lo digo porque escuché la desazón en los comentarios de personas que estaban a mi lado, y porque vi algunas caras también decepcionadas- .

Espero que en el próximo encuentro que tiene que ver con literatura y ciudad (martes 11 de septiembre a las 6:00 p.m.), tomen en cuenta los comentarios que hizo el público. Y como yo creo que de algunas cosas malas se puede sacar, al menos, algo bueno, ahí estaré.


ERIKA

8.25.2007

El baile, de Ettore Scola: película sin ton ni son

Por estos días tuve la agradable oportunidad de asistir a una de las sesiones de Cinembargo y la verdad me sentí muy bien, y a pesar de que la película proyectada no fuese de mi agrado siento que fue importante en el sentido de que independientemente del film que se vea lo que interesa justamente es acceder a otras realidades y discutir acerca de ellas.

Me llevé una gran sorpresa al enterarme en un sitio de Internet de que El baile había ganado el Oscar a mejor película extranjera (si alguien lo puede corroborar se lo agradecería), pero no porque sienta que no lo merezca, al contrario, sabemos ya que este premio, como todos los demás que otorga don Oscar, tiende a quedar en manos del facilismo y lo barato y por ende en sólo aquellas películas que gozan de gran aceptación del público pues le exigen poco a sus ocupadas mentes.

Imagino que para un melómano el film en cuestión resultará de su agrado al permitirle descifrar las piezas musicales y el periodo de la historia al que corresponde cada una, al igual que para un cinéfilo resulta excitante por ejemplo una película como Los soñadores, de Bertolucci, llena de referentes de directores y figuras importantes de la nueva ola francesa (con una interesante discusión acerca de quién es el mejor entre Chaplin y Keaton). A excepción de esto, El baile cae en lo fácil y burdo, en arquetipos y chistes flojos propios de otro tipo de cine que sólo tiene como propósito el divertimento. En ese caso entonces al film no se le podría reprochar nada pero el problema viene cuando se nota en él cierta pretensión artística y un aire de ambigüedad o complejidad que al final se convierte en fórmula y se vuelve predecible. Me pregunto entonces cuál es la intención del director al no exigir de su obra más originalidad y profundidad.

Jacques Tati, el gran comediante francés, demostró que podía hacer un humor inteligente y sutil prescindiendo casi por completo de los diálogos. Ese silencio permitió una mayor exploración a nivel narrativo para lograr que el espectador aceptara esos códigos y exigiéndole a la vez un compromiso y una disposición paciente para asimilar la película y entender su humor sin necesidad de recurrir a los gags comunes en el cine de humor mudo, pues sería absurdo en tiempos del sonoro recurrir al pasado sin proponer nada nuevo, al igual que para mi carece de sentido ver un filme “lleno” de música con una puesta en escena teatral que no es capaz de explorar y explotar las posibilidades que brinda la cámara como sí lo hace por ejemplo Lars Von Trier en la arriesgada Dogville

Para finalizar, pongo como último ejemplo la película Before Sunset, de Richard Linklater, en la que dos personajes caminan por las calles de Paris durante noventa minutos hablando sin parar acerca de la vida, un film “lleno” de diálogos sencillos pero que por su realismo y sinceridad adquieren una profundidad que nos llega al alma. Una película radical en su propuesta que no teme prescindir de arquetipos para llegar al público.

8.17.2007

SOBRE EL CINE SONORO

HISTORIA DEL CINE
EL CINE SONORO
En 1926 la productora Warner Brothers introdujo el primer sistema sonoro eficaz, conocido como Vitaphone, consistente en la grabación de las bandas sonoras musicales y los textos hablados en grandes discos que se sincronizaban con la acción de la pantalla. En 1927, la Warner lanzó El cantor de jazz, de Alan Crosland, la primera película sonora, protagonizada por el showman de origen ruso Al Jolson, que alcanzó un éxito inmediato e inesperado entre el público. Su eslogan, sacado del texto de la película "aún no has oído nada", señaló el final de la era muda. Hacia 1931 el sistema Vitaphone había sido superado por el Movietone, que grababa el sonido directamente en la película, en un banda lateral. Este proceso, inventado por Lee de Forest, se convirtió en el estándar. El cine sonoro pasó a ser un fenómeno internacional de la noche a la mañana.
Las primeras películas habladas
La transición del cine mudo al sonoro fue tan rápida que muchas películas distribuidas entre 1928 y 1929, que habían comenzado su proceso de producción como mudas, fueron sonorizadas después para adecuarse a una demanda apremiante. Los dueños de las salas se apresuraron también a convertirlas en salas aptas para el sonoro, mientras se rodaban películas en las que el sonoro se exhibía como novedad, adaptando obras literarias e introduciendo extraños efectos sonoros a la primera oportunidad. El público pronto se cansó de los diálogos monótonos y de las situaciones estáticas de estas películas, en las que un grupo de actores se situaba cerca de un micrófono fijo.
Tales problemas se solucionaron en los inicios de la década de 1930, cuando en varios países un grupo de directores de cine tuvieron la imaginación necesaria para usar el nuevo medio de forma más creativa, liberando el micrófono de su estatismo para restablecer un sentido fluido del cine y descubrir las ventajas de la postsincronización (el doblaje, los efectos sala y la sonorización en general que sigue al montaje), que permitía la manipulación del sonido y de la música una vez rodada y montada la película. En Hollywood, Lubitsch y King Vidor experimentaron con el rodaje de largas secuencias sin sonido, añadiéndolo posteriormente para resaltar la acción. Lubitsch lo hizo suavemente, con la música, en El desfile del amor (1929), y Vidor con el sonido ambiente para crear una atmósfera natural en Aleluya (1929), un musical realista interpretado íntegramente por actores afroamericanos cuya acción transcurre en el sur de Estados Unidos. Los directores comenzaban a aprender a crear efectos con el sonido que partía de objetos no visibles en la pantalla, dándose cuenta de que si el espectador oía un tictac era innecesario mostrar el reloj.
Los guionistas Ben Hecht, Dudley Nichols y Robert Riskin comenzaron a inventarse diálogos especialmente elaborados para la pantalla, a los que se despojaba de todo lo que no fuera esencial para que sirvieran a la acción en vez de estorbarla. El estilo periodístico rapidísimo que Hecht preparó para Un gran reportaje (1931), de Lewis Milestone, contrasta con las ingeniosas réplicas que escribiría para la obra de Lubitsch Una mujer para dos (1933). Nichols, por su parte, destacó por sus diálogos claros, sin ambigüedades, en películas como María Estuardo (1936), de John Ford. Riskin se hizo famoso por sus personajes familiares en las películas de Frank Capra, entre ellas Sucedió una noche (1934), protagonizada por Claudette Colbert y Clark Gable.
http://www.monografias.com/trabajos14/cinehistor/cinehistor.shtml#MUDAS

8.13.2007

CUANDO ROMPEN LAS OLAS, un sueño hecho película.

Como espectadora y estudiante, bueno, sobretodo como estudiante uno queda muy sorprendido cuando ve a Ricardo Gabrielli haciendo el papel de Tomas en la película, no porque él desarrolle un personaje difícil, pero definitivamente sí porque quien lo ve, ese pelado que aparenta unos dieciocho a veinte años es el director de la película.

Esta película a través de una abuela enferma y un nieto que se las ingenia para hacerle realidad un sueño que no pudo cumplir ésta en su juventud, nos habla de la importancia de luchar por todas aquellas cosas que anhelamos, nos da a conocer que el país del narcotráfico (sin que mostrar estas temáticas no sea una manera de reflejar nuestra realidad social, por su puesto) también se encuentran personas que están dispuestas a ayudar a que otras tengan un momento de felicidad.

Como bien se dice una película es la mirada que un director hace acerca del mundo y las experiencias que lo rodean, preocupan o afectan, esta película es otra mirada, es un repaso de momentos fraternales y amables de la vida, es la posibilidad de ampliar el espectro y descubrir en el prisma otros colores más cálidos.

Cuando rompen las olas es un viaje por la costa colombiana, el emprende este buen nieto ala lado de sus abuela, su hermano mayor y una joven enfermera, con el fin de llegar al baile, ese sueño que la anciana no pudo cumplir.

Visualmente esta película tiene un trabajo muy interesante, los planos (planos medio y de conjunto) antes de emprender el viaje nos ofrece, por un lado, la singularidad de una familia que no es muy unida pero que deben hacerlo a la hora de visitar en el hospital a esta mujer mayor (la abuela, madre y suegra) que necesita el calor y el amor de su familia, y de otro lado la confianza y camaradería que se alcanza entre estas dos generaciones, abuela y nieto (esto con primeros planos). Cuando se emprende el viaje la dinámica visual cambia, el travelling dibuja en la pantalla los hermosos paisajes que se van encontrando a través del recorrido. La iluminación que antes era un juego sobretodo de sombras y poca luz mezclada con los colores fríos de un hospital, en el viaje se convierte en todo lo contrario, destellos de luz conjugados con colores calidos, y ardientes incluso, de bellos y verdes paisajes, puestas de sol que contrastan con el azul del mar. Definitivamente este cambio marca un sentido dentro del relato, es como si las imágenes hablaran y dijeran: mira, mientras exista algo que te mueva, algo que desees apasionadamente, no estás muerto. Los sueños son el motor de la vida y si no haces nada por alcanzarlos, estas muerto de antemano.

La película, por lo menos a mí me atrapó, yo al igual que aquellos cuatro personajes que se embarcaron en ese viaje, sufrí al sentir que en algún momento el sueño quedaría truncado de nuevo. Una historia simple y agradable a la vista, bien elaborada visualmente, sin embargo hay cosas que todavía me quedan el aire, sobretodo en lo que respecta al trabajo del guión y algunas representaciones actorales que fueron muy pobres; por ejemplo: “si usted no actúa a tiempo no la hubiéramos podido salvar” (o algo así), cuando el médico le dice esto a la joven enfermera congratulándola porque le dio dulce a la anciana para poder mermar su ataque de hipoglucemia., en partes como esta y otras mas que aparecen a lo largo de la película los diálogos me parecieron reforzados. AH, y en realidad nose como después de que les robaron tenían plata para pagar un hotel con piscina y todo, y lo del regalo del mecánico, nada mas y nada menos que un carrito, cortesía de la casa. En fin, hubo cosas que se resolvieron de una manera inverosímil dentro de las mismas acciones, pero bueno, ya quisiera yo cumplir mi sueño que también fue el sueño del director en algún momento, realizar mi primera película.
Verónica González.

8.10.2007

Segundo fragmento encontrado

Es muy fácil saber cuándo es miércoles: la gente de Cinembargo empieza a aparecer o con llamadas, o con recordatorios y preguntas de todo tipo sobre la reunión. El pulso se acelera. Llegada la hora (4 pe eme) Jaime y yo bajamos al séptimo piso a por el “de uve dé”; luego llegó Juan David. Se comentaron varias de las películas vistas en el Festival, y se procedió a mirar-escuchar las imágenes de Psyco. Pimienta no llegó (ya lo había avisado en el blog pero nosotros no sabíamos), entonces fue Néstor quien amablemente nos “steem the movie”. Siquiera fue así.

Muchas ideas surgieron durante la visualización de el primer segmento de la historia, en el cual la protagonista pasa de ser una simple oficinista a una fugitiva de la justicia. Varias veces nos detuvimos a mirar el rostro del oficial en la ventana en el automóvil de la chica. Luego llegaron Verónica y Erika, con quienes analizamos la escena del asesinato del detective, y la del descubrimiento de la identidad del asesino.

Mis ideas sobre la musicalidad de estas imágenes ya empiezan a surgir. Pero las escribiré después.

Mientras tanto es importante decir que se acordó seguir reuniéndonos los lunes, a las cuatro pe eme, dada las posibilidades horarias de unos, y las imposibilidades cronológicas de otras. Por eso la próxima cita es este lunes 13 en el séptimo piso a las cuatro. Entiendo que veríamos Carmen; pero como no sé quién la tiene, y para no arriesgar, yo voy a llevar “Deseando Amar”, que también hace parte de las películas programadas. Estamos de acuerdo en que es decisivo mantener el ritmo de la sesión s
emanal.

8.09.2007

Una flor en el jardín de la intimidad

Fue un encuentro realmente impactante y positivo participar de la proyección del filme colombiano VIOLETA DE MIL COLORES de Harold Trompetero. Si pudiera describirla en pocas palabras diría que es desgarradoramente íntima.

Es la historia de una mujer joven y bella cuya vida transcurre en una inmensa ciudad poblada por millones de seres humanos que pasan, de autos que pasan , como los humanos, de edificios estáticos, de puentes transitados, si se quiere una ciudad sin alma, anónima, saturada. Esta ciudad es intensamente vivida por esta joven cuya alma, o espíritu se desgarra y casi se pierde en el marasmo universal en la que está inmersa, cuya búsqueda por sí misma se transita, sólo, en la posibilidad de la sordidez elegida.


Esta búsqueda, que da la impresión de ser un monólogo, es en realidad un diálogo fuerte con su propia condición humana. Es una ruptura constante con sus experiencias pasadas. Define la confrontación de un sí mismo con alter ego que la persigue y la señala. Parece no tener escape.

Este diálogo no es fluido. Está lleno de dolor y de un sufrimiento, pero también de confrontación y de decisión. Al menos parece que la mirada ante el espejo le impele a continuer con su lucha interna y a tomar una decisión, que no siempre la correcta, sí la suya.

Los caminos elegidos transcurren tanto por las calles como por su cama. Salta, textualmente, a las alturas de su mundo alucinado, pero luego cae, diría amargamente, contra el pavimento de la ciudad duro y contundente.

Cada grito y cada gesto, cada palabra cada repetición, remueve intensamente lo amargo de las experiencias y la insaciable necesidad de encontrar una salida. Sus recuerdos, los mejores, se remiten a una madre que siempre quiso hablar con su hija pero que nunca tuvo la oportunidad. Sus encuentros sexuales múltiples y diversos, parecen sólo encontrar sólo un alguien amado que parte y la abandona a su suerte de joven -no creo que sin experiencia, pero sí sin límite-, y es allí donde surge la pregunta por sí misma.

También es inquietante su relación con la muerte que deja en manos de un ladrón callejero que ante la disposición de esta adolecente a ser asesinada, no tiene más remedio que consolarla y ofrecerle eso que tanto buscó en otros y otras: un abrazo que le hiciera sentir quién era, una mujer que buscaba una posibilidad de vivir de otra manera.

Finalmente sólo podría decir que esta mujer bella y joven no quiso que alguien se le acercara realmente, que quien quiso estar a su lado para ofrecerle lo mejor que tenía se encontró -infortunadamente- con un muro que lo atajó de un golpe. Pero creo que al final pudieron encontrarse de nuevo.

Me temo que son demasiados los pasajes bellamente hechos por Trompetero, pero puedo también decir que reivindicó su nombre conmigo, porque encontré también en este director la posibilidad de adentrarme profundamente al jardín de la intimidad y mirar de cerca los múltiples colores de sus flores.

Mil gracias a Erika y a Verónica por haberme invitado -con colada en la fila incluida- a ver con ellas este hermoso filme, asunto que para mí fue absolutamente placentero.

PÍLDORA

Tomado de alguna parte en la red, así que quedo absuelto de cualquier damanda.

LA PELÍCULA MAS LARGA DE LA HISTORIA DURABA... 87 HORAS SOLO SE HA PROYECTADO UNA VEZ SIN CORTES Al pensar en películas largas todos nos acordamos de inmediato de "Lo que el viento se llevó", un clásico que parecía no tener fin. Sin embargo, queda muy lejos de la película de mayor duración de todos los tiempos. Y es que la película mas larga de la historia dura la friolera de 5.220 minutos. O lo que es lo mismo, 87 horas. Vamos, que si usted tiene 3 días y 15 horas libres... la puede ver sin problemas. Si la quisiéramos ver en DVD la cinta ocuparía entre 18 y 22 discos.. El título del film es "The cure for insomnia", que traducido quiere decir "El remedio contra el insomnio", lo que da una idea de para que podemos ver la película... Solo tenía un único actor en pantalla, Lee Groban (un poeta y artista visionario), y fue rodada en 1986, bajo la dirección de John Henry Timmis IV. Estoy dudando si adelantarles el argumento, no vaya a ser que les fastidie la trama... bueno, voy a contárselo... En realidad es bastante simple, la película nos muestra al actor principal y único, Lee Groba, leyendo un poema suyo de 4.800 paginas, interrumpido únicamente por fragmentos de películas X y heavy metal. Estos cortes serán para darle mas vida al film, supongo! Unicamente se ha proyectado una vez sin cortes, y fue el día de su estreno, el 31 de enero de 1987, en la escuela del Instituto de Arte de Chicago. El propósito original era el de "reprogramar" el cerebro de las personas que sufrían insomnio y visionasen la cinta... Yo al menos espero que no te hayas dormido leyendo la noticia, para eso esta la película! Un saludo

8.08.2007

Diario de un Pseudo Antropólogo

Fragmentos encontrados de un diario etnográfico de un N.N en la ciudad de Medellín

Género: farsa etnográfica. Estilo: indefinido. Duración: una página. Autor: N.N. Año: desconocido; posiblemente Siglo XX ó XXI de la era cristiana (por la tardecita).

El primero que me habló de la etnografía fue un profesor de Antropología Cultural; un tal Jaime, allá en la UdeM, en mi primer semestre de Comunicación Corporativa. La verdad, no fue mucha la atención que le presté; por esa época las preocupaciones son bastante confusas como para uno pensar si realiza la investigación de manera participante o no participante. Entre otras porque, en plena edad de las hormonas, uno siempre quisiera ser participante. Cinembargo, en estos apuntes pretendo realizar una etnografía participante-no participante de los últimos días del acontecer del grupo. Aclaro que los malos resultados no son ni culpa del método (seguramente mal aplicado aquí), ni del profesor de Antropología (aunque a veces pienso que le habría aprendido más su hubiera sido mi profesor de cine; lo digo entre paréntesis porque a esa edad, 17, el cine tampoco me interesaba).


Este grupo tiene un ritual principal: reunirse los miércoles a las cuatro de la tarde. Para ello emplean bien el piso 19, o bien el séptimo de la biblioteca. Aunque alguna vez de la semana pasada estuvieron en el piso ocho muy serios hablando de cosas sobre el futuro. Debo aclara que aún no logro acceder a esa noción –"futuro"-, pues parece que para algunos integrantes alude a la próxima sesión, mientras que otros hablan en términos de los proyectos. No sé. En todo caso (creo que en los diarios de campo se admite la primera persona) han logrado mantener ese ritual de cada semana. En aquella reunión de la semana pasada, acordaron trabajar la relación cine-música, y se realizó una lista extensa de filmes, en un ciclo que, según calculo, puede terminar en enero o febrero; fecha para la cual el grupo podrá usar las intalaciones del nuevo edificio de la Facultad de Derecho de la UdeA, tras el Paraninfo.


Luego, y como ocurre regularmente, el grupo se desplazó hacia las cercanías de la casa cural de la Iglesia de la Candelaria, lugar bastante profano para estar tan cerca de un templo. Allí, alrededor de unos vallenatos, muchas baladas setentudas, y una que otra carrilera (nota: averiguar la diferencia entre música guasca y carrilera) se habló "de la vida; y del amor también", al decir de Francis Cabrel (quien por cierto no estuvo en el recital sentimental, lastimosamente). Estuvo sí Les Luthiers, remembrados en la voz de un de los integrantes (Pimienta), quien demostró sus habilidades para recordar las más variadas escenas de este grupo. Entre risas y acotes trascendentales, se hizo una suerte de discusión del hallazgo verbo-gramatical del integrante "Nestor": el verbo "steem". Me asombra de estas personas (incluyo al mencionado "Néstor") la capacidad que tienen para reírse de sí mismos. Sobre todo del "sí mismo" de "Néstor".


Para el próximo miércoles, se dijo en aquella ocasión, el compromiso era ver Psyco (Juan Sin Tierra era el encargado de llevar la película). En el blog, una suerte de bitácora que lleva este grupo, ya habían aparecido algunas indicaciones y algún comentario talentoso de la película; pero el propósito era verla porque, según lo he anotado en otras páginas de este diario, ellos son felices viendo cine. Tal vez para mi tesis doctoral alcance a saber cuál es el encanto de ellos con la imagen; pero sirva adelantar que, frente a un plano (ellos repiten esta palabra cientos de veces por sesión) se pueden quedar hablando horas enteras. A veces parece que la noción de tiempo de este grupo no está marcada por los relojes sino por las secuencias (otra de esas palabras que no cesan de repetir).


Ya estoy cansado y es tarde. Mañana pretendo madrugar y seguir escribiendo mis impresiones juiciosas (y prejuiciosas) sobre esta tribu. A veces veo lejano el sueño de graduarme como Antropólogo. Ingenuo.

8.07.2007

Una película colombiana de cuyo nombre no me acuerdo

Ayer tuve la oportunidad de ver, no en las mejores condiciones, una película colombiana de cuyo nombre no me acuerdo, pero que me animó en esta irresponsabilidad de comentarla sin ese detalle.

No diré mucho. Simplemente quiero compartir con ustedes la sensación que queda al final de ver algo bueno. Lo que vi me dio la oportunidad de percibir que esta realización nuestra anima a pensar que contamos con una nueva camada de directores de los que se puede esperar mucho en el futuro pues precisamente, sus temas y la manera de construirlos permiten sospechar que el camino elegido es el correcto.

Algunos de los comentarios hechos al final de la presentación -dichos al director-, señalaron lo rosa como temática del filme. No estoy de acuerdo. Había algo más: la intención de contar una historia llena intimidad, de sueños, de ilusiones, pero sobre todo de interrelaciones.

Lo que se muestra, lo que se cuenta nos propone una nueva gama de temáticas que explorar y que surgen de la cotidianidad, del afecto y de la capacidad de los colombianos de preocuparnos por nuestros cercanos y no por otros asuntos que ya comienzan a saturar nuestras pantallas.

Hago votos por directores como Rodrigo Gabrielli y por su compromiso de realizar su propio cine, y que no le suceda en su proyecto con la FOX lo que a Altman en sus tiempos: que esa casa, como otras del mismo talante, intente terminar su próxima producción con las imposiciones de un productor ejecutivo y las manos calientes de un editor de Hollywood.

8.06.2007

Un violín muy afinado

El violín es una película que desde el comienzo nos mueve esa fibra que dice llamarse sensibilidad. Lo primero que vemos, es una escena de una tortura contada por medio de un plano aberrante y estático, que demuestra la lucidez del director para manejar escenas tan delicadas y emotivas como lo son las torturas y las violaciones. Aunque los elementos de composición, iluminación, el blanco y negro y los puntos de vista de la cámara no se consideren novedosos, la maestría con que Francisco Quevedo logra unirlos, hace que – por lo menos en mi caso- se despliegue una tensión dramática exquisita. Llamo a estas escenas delicadas y emotivas porque siempre he pensado que lograr un buen impacto en el espectador desde las torturas y las violaciones es una tarea difícil, porque se puede caer en lo que denomino “el riesgo de los extremos”; es decir, no alcanzar la tensión necesaria para hacer creíble la escena, y por ello, generar en vez de tensión, risas; el otro extremo consiste en dejarse contaminar por el amarillismo barato. Cuando pienso en violaciones no puedo excluir la escena de la película Irreversible del director Gaspar Noé, en la que por más de ocho minutos en un solo plano, un hombre viola a una mujer; muchas personas después de ver la película la tomaron como un irrespeto a la sensibilidad del espectador y la tildaron de amarillista, pero, en mi concepto, creo que esta película propone una forma muy interesante de contar; es una propuesta visual que me acompañará el resto de mis días – o al menos eso espero- .

Otra de las escenas que –creo- hacen de El violín una película con un alto sentido poético y artístico, es un –tan recomendado por Carlos Andrés- plano secuencia que se vuelve la cuota inicial de una atmósfera de tristeza que por momentos se siente el la película. Este plano comienza cuando el personaje principal, Don Plutarco, intenta explicarle a su pequeño nieto –que no es nada tonto- los motivos de la guerra que vive la guerrilla mexicana con el ejercito, y en medio de esas explicaciones la cámara se desliza por sus cuerpos, pasa por el suelo, y comienza a describirnos un árbol y sus ramas hasta llegar a un primer plano de una hermosa luna, a este travelling lo acompaña una conmovedora historia dicha por Don Plutarco que, al escucharla, quisiera que fuera verdad. Ahora entiendo la emoción con la que Carlos nombraba ese plano, porque cuando se terminó, sentí la necesidad de volver a parpadear.

Algunos elementos exquisitos de esta película son el manejo de la cámara con movimientos fluidos y firmes; las buenas actuaciones; la tensión que se logra en todo el argumento; la utilización del blanco y negro que genera una sobriedad y lucidez envidiables.

He visto muchas películas que muestran la guerra que se vive entre la guerrilla y el ejército, El violín es una de ellas, sólo que con dos diferencias: la primera, es que el país es México; y la segunda, es que ninguna de esas películas había logrado impactarme tanto sin la necesidad de mostrar escenas violentas ni sangrientas, tal vez sea por su inicio, o por el manejo magistral de su final, o porque presenciar la cotidianidad de la guerra es más impactante, o porque al vivir en Colombia, un país en guerra, siento más cercanas esas escenas de desplazamiento, muerte, desaparecidos. Pude sentirme tocada por esa tristeza, pude sentir impotencia, y si una película es capaz de producir estas sensaciones, es lo que llamo, una buena película.

ERIKA