Propósito

cinembargo es un blog para los que queremos aprender del cine desde el ver, el hablar, el escribir y el compartir ideas.

9.28.2007

Crónica Azul: Relato lineal para conjurar culpas

Y responder a la pregunta ¿Por qué me dormí este lunes en Azul?

Me dormí este lunes en Azul por varias razones. Una de ellas, porque después de muchos intentos sólo hasta el pasado lunes pudimos proyectarla. Los otros habían sido, todos, intentos fallidos. Mas, cuando por fin la estábamos viendo, a menos de 25 minutos de la película sentí como si alguien me hubiera golpeado con un bate; algo así como tenían que hacer Los Magníficos cuando necesitaban montar a Mario Baracus a algún avión. Guardando las distancias entre el ejemplo y lo que pasó conmigo, debo admitir que caí en un sueño oscuro, al cual fueron llegando lentamente las notas de la música Azul. Como no he visto la película, hasta ahora puedo afirmar vehementemente que los primeros acordes son propicios para acompañar el sueño.

Pero, ¿por qué no habíamos podido ver Azul antes? Recapitulemos: La primera vez que no la vimos fue cuando se decidió reemplazarla por 2047, para darle continuidad a la historia ya comenzada con Deseando amar. A la semana siguiente, Hernando no pudo ir, por lo cual –a última hora- decidimos ver El Mundo de Sofía; cambio tan precipitado que no ameritó siquiera comentarios post-cinembargos. Para la sesión siguiente le pedimos a Néstor (Steep) que nos prestara su copia de Azul, y él con mucho gusto trajo Blanco; llamamos a Sebastián para que nos prestara su copia, pero cuando la reproducimos en el DVD de la biblioteca se veía en Blanco y negro… Decidimos democráticamente, Goez, Erika y yo (los únicos asistentes de esa tarde) que Azul merecía mejor suerte; entonces vimos Farinelli, la película de il castrato. Hablamos poco de esa película.

Para asegurarnos de que a la siguiente sesión sí veríamos Azul, pedimos nuevamente la copia de Sebastián y le solicitamos a Néstor que trajera la trilogía completa; además, buscamos una sala con un reproductor más versátil que el de la biblioteca. Y funcionó. Pero me dormí. Entonces quedé con un remordimiento tal, que me di a la tarea de escribir crónicamente.

9.10.2007

19 deseos para un cine activista.

Alberto Fuguet es un escritor chileno que combina el oficio de crítico, cinéfilo, cinépata, lector, escritor, cronista y ex-periodista (como él mismo se define en su blog). Les aseguro que leerlo es una fuente interesante de conocimiento y placer. “Tinta Roja”, por ejemplo, es una novela acerca del periodismo amarillista que se sumerge profundamente en éste estilo periodístico, tan apetecido por estos lados, y del cual el cineasta peruano Francisco Lombardi hizo una versión para cine con muy buenos resultados. Espero con ansias leer su último libro de cuentos de cine titulado debidamente “Cortos”. En su blog (http://laspeliculasdemivida.blogspot.com) menciona a un autor de cine experimental, que no conocía, llamado Jem Cohen y publica una lista de deseos que el cineasta elaboró. Me parece que es ideal para el cine que, al menos yo como espectador, deseo ver aunque sin ser tan radical en algunos asuntos. Ojala les guste y opinen al respecto.

19 deseos para un cine activista
Jem Cohen

1. Que me cuente algo que no sepa y pregunte tanto como responda.
2. Que sostenga un espejo frente al mundo roto.
3. Que tome una nueva forma, de alguna manera distinta de la de películas anteriores, especialmente aquellas dentro de su propio género.
4. Que no deshumanice o utilice golpes bajos.
5. Que sea como un shock, incluso bajo una forma incómoda o alegre.
6. Que no se vea como un video musical, o huela como una publicidad.
7. Que sea, de alguna manera, misterioso, ambiguo, extraño.
8. Que sea, de alguna manera, divertido.
9. Que me inspire furia.
10. Que me inspire hacia la paz.
11. Que no se guíe por los mandamientos de Hollywood (cine como negocio, películas como productos, adoración de celebridades y espectáculo, vida en tres actos predecibles).
12. Que sea más que propaganda.
13. Que evite el sentimentalismo.
14. Que le hable con verdades al poder.
15. Que les hable con verdades a los sin poder.
16. Que busque en las sobras de la historia.
17. Que me haga querer ponerme a trabajar.
18. Que luche por la honestidad.
19. Que me vuele la cabeza

9.06.2007

Un pequeño cuento

Sin Derecho

Él está ahí, mirando desde el suelo el hermoso árbol. Sin decir nada baja su cabeza lentamente, como si la firmeza de ese movimiento tratara de contar lo que había ocurrido, cierra los ojos y trata de entenderlo. Su mente está nublada y no lo deja pensar claramente. La imagen de ella está atrapada en su cabeza, y esa imagen delata, una vez más, su hermoso cuerpo de largas piernas, tan largas como el palo del hermoso árbol que observaba hace un instante. Su razón no entiende por qué en ese lugar, en ese cuarto y en esa cama se desvaneció su corazón; no comprende sus celos y quiere impedir que esas manos puedan tocarla un centímetro más. Pero al darle paso a la conciencia, se da cuenta que un amante no tiene derecho a celar.

ERIKA

9.02.2007

Desear

Conocemos las películas desde sus únicas dos dimensiones: la narrativa y el argumento. Algunos no perdonan una falla en la primera, otros en cambio, no perdonamos incoherencias en el segundo. Cuando hablo de incoherencias en el argumento o historia de una película, me refiero a la carencia de lo que conocemos como verosimilitud, ese elemento que hace, además, que podamos diferenciar una historia de la simple unión de imágenes o escenas que no tiene que ver una con la otra (cabe recordar que la verosimilitud puede darse desde muchas dimensiones y que no necesariamente debe partir del mundo “real”).

La historia o argumento es, en cierta medida, lo que hace que una película se conciba como tal; la historia es, incluso, lo primero y único que se necesita para pensar en hacer una película. Hay historias simples, problemáticas, herméticas, complejas, tediosas, profundas, y hasta bonitas. Y aunque a veces las historias sean complejas y difíciles de ver y uno no pueda determinar con facilidad qué fue lo que pasó en esa pantalla que estuvo observando durante dos horas, hay algo claro, y es que siempre seremos “victimas” de una persona que nos muestra lo que quiere que veamos, y esa persona –llamémoslo director- no decide de manera arbitraria la unión de esas imágenes, y si lo hace, es con un sentido. Pienso que la incoherencia es, precisamente, cuando uno no le encuentra ese sentido a las historias.

Puede sonar contradictorio, pero un ejemplo de “incoherencia con sentido” es la película “El espejo” del director Andréi Tarkovski, donde la intención –o por lo menos mi interpretación de esa intención- fue unir fragmentos independientes, aunque yo diría que no son tan independientes, y armar una historia que se vale de la metáfora para decir cosas a las cuales algunos les encontramos sentido; otro de lo tantos ejemplos es “Nueve orgasmos” (o nueve canciones) de Michael Winterbottom, en la que uno podría pensar que cada escena puede verse de una forma independiente, que puede cambiarse el orden que el director propone, y hasta puede no encontrar mucha relación de ciertos momentos con otros, pero se puede descifrar que hay un intento de historia cuando se analiza lo que el narrador nos cuenta, y podemos entender –en mi caso por supuesto- que lo importante fue mostrar los vericuetos y las transformaciones del placer sexual en una relación de pareja. No soy muy amiga de historias como “El espejo” y “Nueve orgasmos” pero no dejan de llamar siempre mi atención.

La intención de este escrito era hablar desde el inicio de la película “Deseando amar” de Won Kar-Wai y su narrativa, pero empecé hablando de las historias –tal vez sea porque esta película me da otra razón para seguir considerando el amor como principal tema en la vida de los seres humanos- y una vez ya tomado este rumbo me pareció interesante intentar decir algo acerca de la historia de esta película.

Si bien lo que mantiene la atención del espectador en “Deseando amar” es la destreza en el manejo de los espacios, la composición y, por supuesto, la iluminación, no hay que olvidar la transformación de los dos personajes principales durante toda la película, transformación en cuanto al gusto por el otro, ese sentimiento de amor en el que terminan envueltos, y ese paso del tiempo que aumenta las ansias de verse; además, las motivaciones de los personajes que vemos al inicio de la película no son las mismas de los que vemos al final, y ese es otro de los aspectos que hace, en cierta medida, que se pueda percibir una buena historia.

“Deseando amar” es una película que puede abordarse desde infinidad de elementos narrativos –análisis que talvez compartamos en otra ocasión-, y es esta característica lo que hace que una historia simple y que además ha estado representada tantas veces en el cine, se convierta en un deleite para el espectador; son los elementos narrativos los que, en este caso, le dan a una historia trivial el toque de originalidad que necesita, y que además logra. La música y la cámara lenta utilizados de una forma tan magistral fueron dos de los elementos responsables de mi deleite, y, además, me hicieron desear que esos dos personajes hubieran podido amarse de verdad.


ERIKA