Sin Derecho
Él está ahí, mirando desde el suelo el hermoso árbol. Sin decir nada baja su cabeza lentamente, como si la firmeza de ese movimiento tratara de contar lo que había ocurrido, cierra los ojos y trata de entenderlo. Su mente está nublada y no lo deja pensar claramente. La imagen de ella está atrapada en su cabeza, y esa imagen delata, una vez más, su hermoso cuerpo de largas piernas, tan largas como el palo del hermoso árbol que observaba hace un instante. Su razón no entiende por qué en ese lugar, en ese cuarto y en esa cama se desvaneció su corazón; no comprende sus celos y quiere impedir que esas manos puedan tocarla un centímetro más. Pero al darle paso a la conciencia, se da cuenta que un amante no tiene derecho a celar.
ERIKA
4 comentarios:
Buen intento.
¡oops!
No tengo palabras, sólo sé decir que me tocó...
Me parece bello por lo corto. Tal vez lo contundente de la imagen que produce le deja a uno la pregunta sobre "todo" lo que ha ocurrido, le genera a uno una de esas "curiosidades" sobre los personajes y los elementos. ¿Por qué el árbol?, ¿Por qué la cama? ¿será porque la naturaleza del árbol es crecer fuerte y largo y la de los amentes celar?
Parece que la historia se desarrolla en un atardecer
Publicar un comentario