Una primera idea que tuve al ver Casablanca, era que muchas de sus características narrativas y visuales me eran bastante familiares y hasta chocantes: la lágrima, la lluvia, la diva-el galán, la música romanticona-pérfida (en cuanto a la puesta en escena), y asuntos de la historia como el amante que espera en la estación del tren a la amada que nunca llegará y simplemente se "despide" con una nota. Cualquier parecido con las novelas de Caracol TV de por la tarde es pura coincidencia.
Sin embargo, Casablanca no me generó la misma sensación de cansancio que cuando, por alguna razón, veo los melodramas mejicanos tardíos; no: esta vez tuve la sensación de haber asistido a un nacimiento; como si Casa Blanca (la ciudad y la película) hubiesen fundado una manera de construir, concebir y contar historias. Sí, es drama, pero es diferente. Pienso, entonces, que Casablanca es (variación número uno) Casa Matriz.
Sin embargo, Casablanca no me generó la misma sensación de cansancio que cuando, por alguna razón, veo los melodramas mejicanos tardíos; no: esta vez tuve la sensación de haber asistido a un nacimiento; como si Casa Blanca (la ciudad y la película) hubiesen fundado una manera de construir, concebir y contar historias. Sí, es drama, pero es diferente. Pienso, entonces, que Casablanca es (variación número uno) Casa Matriz.
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