Propósito

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7.16.2007

Casablanca: casa de campos

Variación No. 2

En "El olor de la papaya verde" recuerdo que -respecto a la guerra- la película sólo nos deja indicios a través del ruido imponente de los aviones que pasan frecuentemente por encima de la casa donde se desarrolla la historia. Sólo eso. En Casablanca hay algo muy parecido: de la guerra sabemos porque la nombran, porque vemos a sus agentes (los militares) y algo de sus víctimas (la gente que huye); pero no más.

Opuestamente, hay algo en el guion y en la dirección que determina totalmente el énfasis en la historia de amor. Por eso dos hechos totalmente relevantes en la historia no aparecen visualmente, sino nombrados, referidos, imaginados: la búsqueda de las cartas por parte de los alemanes en el café americano, y la captura de varios de los ciudadanos que se estaban reuniendo clandestinamente en las noches. Del primero, el protagonista refiere que tuvo que abrir tarde por el desorden que habían dejado; del segundo, hay una consecuencia más filosa: por huir de la redada, el esposo de la protagonista por poco sorprende a ésta en el café mientras sostenía una conversación-reencuentro decisiva para la historia del filme.

Ambos sucesos hubiesen dado material visual suficientemente cinematoráfico con el que cualquier director hubiera soñado construir esas escenas a las que Hollywood nos tiene acostumbrados. Sin embargo, son dos grandes "fuera de campo", que de alguna manera evidencian el énfasis de la historia de la cual no sólo son protagonistas el galán y la diva, sino, desde luego, el café americano; ése que dio lugar a su reencuentro, a la reconstrucción de su amor, al enfrentamiento de dos países (sólo simbólicamente, a través de la escena de la confrontación de los himnos alemán y francés), y a la protección de tantas personas que, a pesar de estar involucradas en la guerra, no querían saber de ella. En otras palabras: mientras no aparecen dos escenas decisivas, aparece el romance, la esperanza, el humor, el juego-azar, la decisión.


De ahí que Casablanca sea, (variación número dos), una casa de campos.


Variación No. 1, aquí.

1 comentario:

Erika Montoya dijo...

Es muy interesante los fuera de campo que manejan las películas, especialmente cuando convierten a éste elemento en una narrativa identificable para contar las historias.

Pienso que el fuera de campo es un elemento que le apuesta a la inteligencia del espectador y en esa medida uno siente que ciertos directores no le temen al malentendido que puede causar. Eso me gusta, porque pienso que no es tan facil como parece.